Índices de legibilidad: ¿de qué se tratan?

Ya seas blogger, profesional del marketing o redactor de contenido online, toda persona que se dedique a escribir los textos publicados en Internet ha de asegurarse de que estos cumplen con ciertos requisitos, pues solo así podrán optimizar su posicionamiento en el ranking de los buscadores. En el SEO On Page se tienen en cuenta, por tanto, palabras clave, títulos, enlaces y gráficos, aunque es cierto que últimamente se viene recomendando a los especialistas de SEO y redactores prestar también atención a otro factor: la legibilidad. Aunque este elemento no se considera (aún) uno de los requisitos oficiales para el ranking de Google, los analistas de SEO se han dado cuenta de que los textos con una buena legibilidad se posicionan mucho mejor, por lo que es razonable suponer que el algoritmo de Google le presta atención, sin olvidar que una buena legibilidad es importante para los visitantes de las páginas web y ayuda a mejorar la experiencia de los usuarios.

Pero ¿a qué se refiere exactamente el término legibilidad? Si hablamos de legibilidad tipográfica esta hace referencia a la tipografía textual (tamaño de letra, uso de mayúsculas, negrita, etc.). En este caso, sin embargo, nos referimos a la legibilidad lingüística, aquella que hace referencia a la inteligibilidad de un texto.

Para determinar formalmente la legibilidad lingüística de un texto se han desarrollado determinados procedimientos matemáticos. Dos de los criterios que pueden analizarse rápidamente con las herramientas adecuadas son, por ejemplo, la longitud de las frases y el tamaño de las palabras. Este y otros factores se relacionan a través de fórmulas matemáticas y sirven para calcular el índice de legibilidad. Pero de nada sirve la fórmula si no se tiene un marco de referencia para comparar su resultado. Es por eso que a los diferentes métodos, les acompaña una tabla en la que se especifican- junto a los posibles valores obtenidos a partir de la fórmula- el nivel de dificultad que le corresponda a cada valor (fácil, medio, difícil, etc.). Aunque estos índices no son en absoluto equiparables al análisis realizado por expertos, permiten obtener una primera visión sobre la facilidad de lectura de un texto.

Últimamente, se discute mucho sobre la legibilidad de los textos en el ámbito de SEO; sin embargo, se trata de un tema que se viene estudiando desde hace tiempo; siempre se ha intentado presentar a los lectores, textos que sean lo más inteligible posible. De hecho, muchos de los indicios de legibilidad que se utilizan para analizar los textos online se crearon antes que el propio Internet. La conocida prueba de legibilidad RES (del inglés reading ease score), aplicable a la lengua inglesa, fue desarrollada por el autor Rudolf Flesch, que ya en investigó sobre el tema en los años 1940 y 1950. El índice de Gunning Fox o el de Flesch-Kincaid también son anteriores a la aparición de la Red de redes y, además, solo se pueden usar en aquellos textos escritos en inglés. En España encontramos a Fernández Huerta como uno de los precursores en la aplicación de fórmulas matemáticas para analizar la comprensión de los textos, aunque se han ido desarrollando otros métodos con el paso de los años.

Por lo tanto, son muchos los autores que se han ocupado del tema y son muchos también, los métodos de medición existentes. Es más, cada procedimiento de medición se apoya en diferentes criterios, se desarrollan para los diferentes idiomas y en ocasiones están pensados para un determinado grupo objetivo o género textual. Y es que la fórmula utilizada para un texto en español, no puede ser igual a la usada en un texto escrito en alemán, ni el análisis del grado de objetividad será el mismo para un texto de marketing o uno periodístico.

Modelos para comprobar la legibilidad de los textos en castellano

El índice de Flesch, clásico en las fórmulas de legibilidad, utiliza dos elementos para establecer la facilidad de comprensión de un texto: la media de la longitud de las oraciones y la media del número de sílabas. Este test se desarrolló basándose en el idioma inglés, aunque su impacto fue tal, que sirvió de base para la creación de índices adecuados a otros idiomas, entre los que se encuentra el castellano. Teniendo en cuenta que no existe una fórmula universal para todos los idiomas, a continuación se presentan los tres métodos de medición más conocidos (que no los únicos) en la lengua castellana.

“Lecturabilidad” de Fernández Huerta

Fernández Huerta es uno de los autores que recurre a Flesh para desarrollar su propio índice de legibilidad a partir de la fórmula RES, creando en 1959 un método que asienta las bases de los análisis de la legibilidad de los textos en español.

Índice Fernández Huerta (IFH): 206,84 – 0,60 P – 1,02 F

En este caso P se corresponde con la media de sílabas que se pueden contar cada 100 palabras y F con la media de oraciones por cada 100 palabras. Cuanto mayor es el resultado obtenido, más fácil de entender resulta el texto analizado. Si se quiere saber exactamente para qué grupo de población es adecuado el texto en cuestión, basta con echarle un vistazo a la tabla de valores del índice de Flesch, que también se utiliza en el índice de Fernández Huerta. De este modo, por ejemplo, cuando a un texto analizado le corresponde un resultado entre los valores 90 y 100 se deduce que es muy sencillo, pues es entendible para estudiantes de 11 años. Los valores más bajos, por el contrario, se relacionan con textos destinados a un grado de formación más elevado: entre 0 y 30 indican que son textos de nivel académico. Siempre hay que tener en cuenta el objetivo de nuestro texto, pues aunque nos dirijamos a un público culto, a menudo es preferible que los textos no sean enrevesados.

Valores Legibilidad Niveles
0–30 Muy difícil Académico
30–50 Difícil  
50–60 Bastante difícil  
60–70 Medio Estudiante de 13 a 15 años
70–80 Bastante fácil  
80–90 Fácil  
90–100 Muy fácil Estudiante de 11 años

Concretamente en los textos de marketing es preferible que el resultado se corresponda con un valor alto (recordemos que cuanto más alto es el valor obtenido, más fácil es su comprensión), pues han de ser lo suficientemente sencillos para que permanezcan en la memoria de los usuarios. Un texto fácil de entender tiene, por norma general, un valor entre 60 y 70 aunque a veces en los textos online se busca incluso un valor un poco más alto.

Fórmula de perspicuidad de Szigriszt

También conocida como índice de legibilidad de Flesch-Szigriszt (IFSZ), se trata de una fórmula que Francisco Szigriszt Pazo desarrolló en su tesis en 1992. Esta, al igual que la anterior, surge de una validación del índice de Flesch y se calcula a partir de la fórmula que sigue, en la que s/p se corresponde con sílabas/palabras y p/f con palabras/frases sin establecer un tamaño concreto en la muestra.

IFSZ=206.835–(62,3 × s/p)–p/f 

También Szigriszt desarrolla una tabla en la que se puede ver el nivel de dificultad de un texto en función del resultado. En su estudio relaciona cada valor con un grupo de edad y nivel de información. De nuevo los valores más altos corresponden a un grado de dificultad reducido y los más bajos a uno elevado.

Valores Legibilidad Audiencia (en años/ nivel de formación)
0-15 Muy difícil +21 (titulados)
15-35 Difícil 18 a 21 (selectividad/ estudios universitarios)
35-50 Bastante difícil 15 a 17 (secundaria)
50-65 Normal 13 a 14 (popular)
65-75 Bastante fácil 12
75-85 Fácil 11
85-100 Muy Fácil 6 a 10 años

INFLESZ

Con el paso del tiempo se van realizando otros estudios en torno al tema, hasta que en 2007 Barrio Cantalejo propone en su tesis una adaptación de la escala de puntuación de la legibilidad Szigriszt a partir de la fórmula del mismo autor, creando cinco tramos en vez de siete. Presenta también una herramienta, el programa informático INFLESZ, para determinar la legibilidad de un texto. El método Barrio Cantalejo se convierte desde entonces, en uno de los más usados en la lengua española.

Valores Legibilidad Niveles  
0-40 Muy difícil Universitario
40-55 Bastante difícil Educación superior
55-65 Normal Educación secundaria
65-80 Bastante fácil Educación primaria
+80 Muy fácil Educación primaria

Los índices de legibilidad y el SEO On Page

La mayor parte de los textos en la web están pensados para transmitir información rápida, eficaz y visualmente. Es por ello que se considera que estos textos deben tener un nivel adecuado de legibilidad para poder ser entendidos y así, ser capaces de cumplir con el objetivo para el que han sido creados.

De hecho, los expertos de SEO han podido comprobar cierta influencia de la legibilidad de los textos en el posicionamiento en buscadores. Es más, se ha comprobado que aquellos con unos valores entre 30 y 60 en la tabla de Flesch se posicionan mejor. No obstante, no es un factor confirmado, por lo que solo pueden hacerse conjeturas sobre la posibilidad de que la legibilidad lingüística esté relacionada con la optimización web. Aun así, se recomienda prestar atención a los índices de legibilidad y el contenido del texto online.

Trucos para SEO: algunos consejos para facilitar la comprensión textual

Además de disponer de las herramientas adecuadas para ello, hay que tener en cuenta que a la hora de escribir un texto se pueden seguir una serie de pautas que hagan más sencilla su comprensión. A continuación, se presentan algunas pautas que se aconsejan en el artículo La legibilidad: un factor fundamental para comprender un texto, de Fernando Belart. En él se indican que para facilitar la legibilidad lingüística de un texto hay que optar por una estructura básica (sujeto/verbo/ complemento) y prestar atención ante oraciones muy largas en las que se utilicen estructuras gramaticales que puedan resultar ambiguas o poco claras (pasivas, impersonales, subordinadas). Lógicamente hay que tener cierto criterio, ya que un texto que se limite a presentar frases simples, separadas por puntos, puede provocar en el lector el sopor más absoluto. Además, hay que tener en cuenta que, además de palabras, también es posible valerse de elementos visuales como imágenes y gráficas, que sirven de apoyo para facilitar la comprensión lectora y captar la atención del usuario.

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