¿Qué son las Cookies?

Las cookies (galletas) son paquetes de datos creados por los navegadores y las páginas web para almacenar la información de los usuarios. En un principio eran conocidos como “magic cookies”, término que hacía referencia a los paquetes de datos genéricos que se intercambiaban entre las diferentes aplicaciones informáticas. Con la llegada de Internet aparecen en la forma de cookies HTTP, unos paquetes de datos que permiten a las aplicaciones web recopilar información personal de los usuarios: datos de acceso, hábitos de navegación, ajustes y actividad en las aplicaciones web (por ejemplo, los carritos de la compra en las tiendas online).

Definición

Las cookies son paquetes de datos que intercambian los diferentes programas informáticos. Por norma general, este término hace referencia a las cookies HTTP, con cuya ayuda los navegadores pueden almacenar información del usuario de forma local y del lado del servidor. De esta forma se consigue que los usuarios puedan utilizar con más facilidad tanto funciones aisladas como aplicaciones web tales como tiendas online, redes sociales o foros.

Grosso modo, una web reconoce quién la visita por medio de una cookie, gracias a la cual puede adaptar el entorno de navegación a las necesidades del usuario. Por tanto, el almacenamiento de datos en cookies es beneficioso para los usuarios, además de desempeñar un papel muy importante en el marketing online.

¿Qué datos almacenan las cookies en Internet?

Las cookies son, por definición, pequeños archivos de texto que el navegador almacena en el terminal (ya sea en el directorio del navegador o en los datos del programa). Tan pronto como el usuario accede a una página, se crea una nueva cookie que a partir de ese momento recoge información para el operador del sitio web. Sin embargo, también puede ocurrir que los navegadores almacenen un grupo de cookies en un solo archivo. La información que este contiene se subdivide en atributos que se incluyen por separado. Entre los atributos más comunes se encuentran: 

  • El número con el que se reconoce a un terminal, que es único y se ha generado arbitrariamente. Gracias a ello es posible usar aplicaciones web como tiendas o banca en línea. La página web “se acuerda” de determinada información, para que queden almacenados, por ejemplo, los objetos en la cesta de compra y se muestren cada vez que se cambia de página.
  • El nombre de dominio, esto es, la web a la que hace referencia la cookie. En este sentido, la visita de una web puede generar más de una cookie si, por ejemplo, los archivos de imagen se encuentran alojados en otro servidor.
  • Las configuraciones del lado del usuario, tales como idioma o preferencias. Con las cookies los administradores de páginas web evitan que los usuarios tengan que configurar las páginas cada vez que las visiten, pues almacenan toda la información que estos introducen y la muestran en cada visita.
  • El tiempo de permanencia en una página o en una subpágina. Estos datos se recopilan para elaborar estadísticas.
  • Datos que el propio usuario ha indicado en formularios web como la dirección de correo, su nombre o número de teléfono. También se incluyen los términos indicados en las máscaras de búsqueda.
  • Subpáginas visitadas, tales como páginas de productos en tiendas online, datos que se consideran de gran relevancia en el marketing online.
  • Metadatos como la fecha de caducidad de la cookie, su ruta y las especificaciones de seguridad (por ejemplo, solo “HTTPS”). Mientras que algunos paquetes de datos se eliminan en el momento en el que se abandona la página, sobre todo en las web de banca online, otras cookies pueden permanecer durante años.

¿Por qué se almacenan las cookies?

Aunque las cookies se almacenan principalmente en el lado del cliente, los gestores de servidores también pueden hacer una copia de las cookies de origen cuando el navegador las reenvía. En principio, las cookies tienen como función facilitar la navegación, motivo por el que registra al usuario junto a sus hábitos de navegación. Gracias a ello, cuando el usuario accede a una página, el paquete de datos la adapta con la información recogida en sus visitas anteriores sin que este tenga que indicarlo.

Pero los gestores de las páginas web también consideran de interés la información que contienen las cookies, pues a partir de ellas pueden realizar estadísticas y obtener conclusiones sobre el comportamiento de los visitantes en la red. Además, las cookies en el lado del servidor permiten la creación de perfiles de usuarios, que son los responsables de un marketing online orientado y, sobre todo, de la segmentación del público objetivo, que se constituye como la base de una publicidad personalizada.

En este contexto, las cookies de terceros son especialmente efectivas: por norma general son terceros las que las introducen, con el objetivo de espiar su comportamiento durante un largo periodo de tiempo y desde diferentes servidores, sin que el usuario lo perciba. Si un usuario visita a menudo webs sobre temas de salud, por ejemplo, es probable que se muestren anuncios sobre medicamentos, incluso en páginas que no tienen nada que ver con el tema. Otro usuario verá otro tipo de publicidad en esas mismas páginas web, pues responderá a un perfil diferente. Aquellos con una conciencia mayor en protección de datos consideran a las cookies un elemento de control sobre los usuarios, cuyo rastro se utiliza en marketing para crear publicidad personalizada, por ejemplo.

Es posible que algunos usuarios no conocieran la existencia de las cookies hasta la Directiva Europea 2009/136/CE que obliga a los gestores web a informar a los visitantes acerca del almacenamiento de datos personales. Desde entonces, para poder usar las cookies se requiere la conformidad del usuario al entrar en la web. Al hacer clic o al permanecer en la página, el usuario da su consentimiento para que se almacenen sus datos, tanto en su dispositivo como en el servidor.

Consejo

En ordenadores de acceso público y compartido hay que prestar especial atención a los datos que se depositan en la página, pues las cookies almacenadas de forma local son accesibles para cualquier usuario posterior, por lo que tus datos pueden caer en las manos equivocadas.

¿Qué opciones existen para gestionar cookies?

En los navegadores actuales el usuario puede gestionar por sí mismo las cookies, ya sea para eliminarlas, desactivarlas o activarlas. El modo en el que se traten las cookies va a depender siempre del comportamiento de navegación del usuario y de su interés personal en lo que respecta protección de los datos.

¿Son las cookies peligrosas?

Las cookies son un arma de doble filo: el debate en torno a la protección de datos sigue generando desacuerdos sobre el modo en el que hay que manejarlas. Hay que tener en cuenta que las cookies facilitan la navegación, por lo que no es del todo recomendable desactivarlas por completo.

Sin embargo, es importante observar con ojo crítico cada sitio web que pretenda almacenar cookies y, en caso de sentir que no es seguro, se puede proceder al bloqueo parcial de las cookies, función presente en la mayoría de los navegadores. Si bien, por norma general, lo que realmente resulta peligroso son los datos que el propio usuario introduce: las cookies no pueden averiguar una dirección de correo u otros datos sensibles a menos que el visitante así lo indique.

Además, la directiva europea sobre protección de datos obliga a los administradores web a mostrar una mayor transparencia en lo que respecta al tratamiento de cookies. Si se accede a una página que no informa con total claridad sobre el uso de estos paquetes de datos, es mejor mantener el escepticismo y desactivar las cookies que contenga.

Consejo

Algunos navegadores permiten bloquear de forma permanente o a largo plazo las cookies o solo generarlas previo consentimiento del usuario, en cuyo caso se eliminan al cerrar la sesión. De este modo, se evita que las cookies guarden durante un largo periodo de tiempo los datos de forma local y del lado del servidor.

En este video, te enseñamos cómo eliminar las cookies en Chrome:

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